El Papa Francisco descansa en la paz del Señor (4-5-2025)
EL PAPA FRANCISCO DESCANSA EN LA PAZ DEL SEÑOR
Dolor, oración y esperanza
+ Vicente Jiménez Zamora
Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca
El Santo Padre el Papa Francisco se dormía en el Señor, el 21 de abril de 2025, lunes de la Octava de Pascua de Resurrección, acompañado de la oración de toda la Iglesia y el respeto y admiración de todo el mundo. Descansa ya en el seno del Padre, en la compañía de la Virgen María y de los santos, esperando la resurrección de los muertos en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.
Desde esta breve carta pastoral me dirijo, desde el dolor profundo y la serena esperanza, a cuantos formamos la Iglesia de Dios que peregrina en Huesca y en Jaca: sacerdotes, comunidades religiosas, fieles laicos, a la vez que os pido a todos que sigáis elevando oraciones a Dios por el eterno descanso del que ha sido Vicario de Cristo y Sucesor de Pedro.
Nuestra oración es de acción de gracias a Dios por el gran don de la persona y del ministerio de Francisco durante doce años al servicio de Cristo, de la Iglesia y del mundo.
El Papa Francisco, como Sucesor de Pedro, ha hecho de su vida una profesión de fe y amor a Cristo. Ha servido con amor apasionado hasta la muerte a la Iglesia. Ha sido el servidor fiel y prudente que el Señor ha puesto al frente de la Iglesia. Ha sido el Papa de la misericordia para con los pobres; de la sinodalidad, promoviendo la comunión, la participación y la misión de todos los bautizados en la misión de la Iglesia; de la paz en medio de un mundo en guerras y conflictos; de los viajes apostólicos a las periferias existenciales y geográficas del mundo; de la alegría del Evangelio; de la devoción tierna al Corazón de Jesús y a la Virgen María, a quien confió su pontificado y ha querido que sus restos mortales reposen en la Basílica mariana de Santa María la Mayor.
Su pontificado ha sido también fecundo en magisterio, sobre todo a través de sus conocidas encíclicas: Lumen fidei (en colaboración con Benedicto XVI), Laudato si’, Fratelli tutti; Dilexit nos. Hay que destacar también la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, escrito programático de su pontificado.
A la vez que sentimos su muerte, porque el corazón sangra por donde ama, damos gracias a Dios por el don de su persona, de su vida al servicio del Evangelio y de su ministerio como Sucesor de Pedro, Pastor supremo y universal.
Descanse en paz y que en el cielo lo veamos.