Homilía en el funeral del Papa Francisco (28-4-2025)

FUNERAL POR EL PAPA FRANCISCO

Lunes de la segunda semana de Pascua 

Catedrales de Huesca y de Jaca, 28 de abril de 2025

+ Vicente Jiménez Zamora

Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca 

            ¡Verdaderamente ha reucitado el Señor. Aleluya!

            El pasado día, 21 de abril, lunes de la Octava de Pascua, en la Domus Sanctae Marhae que él eligió como su residencia, el Papa Francisco entregaba su vida a Dios Nuestro Señor. Moría acompañado de la oración y del cariño de toda la Iglesia y del respeto y admiración del mundo entero. Realizaba su último y definitivo viaje para llegar a la meta de la casa del Padre y celebrar la Pascua eterna en la gloria del cielo.

            Durante estos días pascuales, nuestras Diócesis de Huesca y de Jaca: sacerdotes, comunidades religiosas, fieles laicos, nos hemos unido a toda la Iglesia en esa sinfonía coral de oración, dolor y esperanza, pidiendo para nuestro querido Papa Francisco la luz eterna que no conoce ocaso. Esperamos firmemente que Dios, Señor de vivos y muertos, haya acogido a su siervo fiel en la asamblea festiva de la Virgen, los ángeles y los santos del cielo.

            Hay acontecimientos que hablan por sí mismos. Su espesor y calado son voz y grito elocuentes, que abren horizontes de eternidad y trascendencia. Uno de esos acontecimientos es la muerte de nuestro amadísimo Santo Padre el Papa Francisco.

            Creo que la mejor forma de hablar de su muerte es aprender la lección de su vida y poner en práctica el rico legado que nos deja como testamento.

Acción de gracias a Dios

           

Ante la muerte del Santo Padre, con las palabras del prefacio de la Misa, decimos: “Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario”. Hoy agradecemos a Dios el extraordinario don y regalo de su persona y de su ministerio.

Fue elegido Sucesor de Pedro por los cardenales reunidos en Cónclave tras la renuncia del querido y recordado Bendicto XVI, el 13 de marzo de 2013 y tomó el nombre de Francisco, porque siguiendo el ejemplo del santo de Asís quería ocupare ante todo de los más pobres del mundo. Desde la logia de la bendiciones de la Basílica de San Pedro se presentó con estas palabras: “Hermanos y hermanas, ¡buenas tardes! Y ahora, comencemos ese camino: Obispo y pueblo. Ese camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros” Y tras inclinar la cabeza, dijo: “Les pido que recen al Señor para que me bendiga: la oración del pueblo, que pide la bendición para su Obispo”. El 19 de marzo, solemnidad de San José, comenzó oficialmente su ministerio petrino.

El domingo de Pascua de Resurrección, 20 de abril de 2025, se asomó por última vez a esa misma logia de la Basílica de San Pedro para impartir la solemne bendición Urbi et Orbi y abrazar al Pueblo de Dios.

Su vida y ministerio han sido un camino de servicio al Señor, a su Iglesia y al mundo entero desde la entrega hasta el último día de su vida terrena. Como en buen pastor, amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida. Ha sido un Pastor bueno en medio de su pueblo con el corazón abierto a todos; el Papa de la misericordia con los pobres; de la sinodalidad para promover la comunión, la participación y la misión de todos los bautizados; el Papa del diálogo ecuménico e interreligioso; el Papa del amor tierno a la Virgen, “Salus Pópuli Romani” a la que confió su pontificado y ha elegido para descansar esperando la resurrección de los muertos en una capilla de la Basílica mariana de Santa María la Mayor.

            En sus encíclicas, exhortaciones apostólicas y diversos escritos ha hablado teologalmente de Dios, testimonialmente de Cristo, como hermano mayor de la Iglesia y con honda sabiduría y contrastada experiencia sobre el hombre. Ha sido la conciencia del mundo; el líder moral de la humanidad y el gran testigo del Evangelio de la misericordia y de esperanza de Jesucristo, especialmente con la convocatoria del último Jubileo con el lema Peregrinos de esperanza.

Mensaje de la Palabra de Dios

            Ante la vida y la muerte de Francisco, la Iglesia, apoyada en la Palabra de Dios, que acabamos de proclamar en este lunes de la segunda semana de Pascua, está llamada a anunciar el Evangelio de Nuestra Señor Jesucristo a todos los pueblos y a todas las naciones, como ha hecho el Papa Francisco con su exhortación apostólica Evangelii Gaudium. Además de las obras de caridad y misericordia con las que la Iglesia debe hacer visible el amor de Jesús, debe anunciar también con alegría el gran misterio de la salvación de Dios, a través de su vida, del sufrimiento, de la persecución, de la muerte y de la resurrección.

            La historia del Señor Jesús ha de ser proclamada y celebrada. Algunos la escucharán y se salvarán, otros permanecerán indiferentes y aún algunos se mostrarán hostiles. La historia de Jesús no siempre será aceptada, pero hemos de contarla y dar testimonio de Nuestro Señor en medio de dificultades y persecuciones como Pedro, Juan , los apóstoles y los mártires de todos los tiempos.

“Tu es Petrus”. Llamada a la esperanza

            Francisco, como Mario Bergoglio, igual que Simón Pedro hijo de Jonás, muere, como todo hombre mortal. Pero como Pedro, es decir, como Piedra, como “el principio y fundamento, perpetuo y visible de la unidad de fe y comunión” (Vat. II, LG 18) de su Iglesia, no muere nunca y desafía los siglos futuros: “Tu es Petrus”. Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y los poderes del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 116, 18).

            Decía bellamente el Papa Pío XII: “Los sucesores de Pedro, mortales también, como todos los hombre, pasan más o menos rápidamente. Pero el Primado de Pedro subsistirá siempre, con la asistencia especial que le fue prometida, cuando Jesús le encargó confirmar a sus hermanos en la fe. Sean lo que sean, nombre, origen y rostro humano de cada Papa, es siempre Pedro quien vive en él; es Pedro quien dirige y gobierna; es Pedro, sobre todo, quien enseña y difunde por el mundo la luz de la verdad salvadora”. Hasta ahora para nosotros ha sido el Papa Francisco, como lo han sido los Papas que yo por mi edad he conocido: Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco, y lo será el próximo Papa elegido.

            Sabemos que Jesucristo, Fundador de la Iglesia, su Señor y Esposo, no la abandonará nunca. El Señor Resucitado, vivo en su Iglesia, seguirá pastoreando al Pueblo de Dios a través de un nuevo Pastor, que el Espíritu Santo suscitará para su Iglesia dentro de breves días. Un nuevo Papa según el corazón de Dios, como lo ha sido el Papa Francisco y los grandes Pontífices del siglo XX y XXI.

 

Descanse en paz nuestro querido Papa Francisco. Que este siervo bueno y fiel entre a disfrutar del gozo de su Señor (cfr. Mt 25, 33) y celebre en la gloria la Pascua eterna. Amén.

 

 

           

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