Pascua del Enfermo (5-5-2024)

Pascua del Enfermo
Carta del administrador apostólico

+Vicente Jiménez Zamora
Administrador Apostólico de Huesca y de Jaca

La Iglesia en España celebra el domingo VI de Pascua, día 5 de mayo, la llamada “Pascua del enfermo”, como culminación de la Campaña que se inició el día 11 de febrero, fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes. En este día quiero recordar a todos los cristianos de las Diócesis de Huesca y de Jaca que la atención preferente, el cuidado esmerado y el servicio solícito a los enfermos deben estar en el centro de las comunidades parroquiales y de cada uno de nosotros, como lo estuvo en la vida de Jesús, que recorría las aldeas predicando el Evangelio del Reino y curando a los enfermos (cfr. Mc 1, 21-45). Los enfermos son la viva imagen del Señor. Ellos ofreciendo sus dolores a Dios como sacrificio de holocausto, son un tesoro para nuestras comunidades y una fuente de energía sobrenatural para la Iglesia.

La Iglesia como buena madre acoge a todos sus hijos, especialmente a aquellos que están más débiles, como son los enfermos, necesitados de todo tipo de cuidados. Nos dicen las cartas de los Apóstoles que cuando algún miembro de la comunidad cristiana se encontraba enfermo, la Iglesia oraba por él y le llevaba el consuelo de la fe, a través del sacramento de la unción de los enfermos (cfr. Sant 5, 14-15). La Iglesia ofrece a los enfermos lo mejor que tiene: la luz y la fuerza dela Palabra de Dios; la gracia salvadora de los sacramentos: Penitencia, Eucaristía y Unción de Enfermos; la eficaz cercanía de la caridad; el acompañamiento espiritual otorgado
por tantos sacerdotes, profesionales de la salud, voluntarios y miembros de la comunidad.

Acompañar espiritualmente al enfermo es estar a su lado y caminar con él; dirigirle una palabra de consuelo y esperanza; ofrecerle el testimonio de la caridad fraterna; orar con
el enfermo; ayudarle a fortalecer la fe, a buscar sinceramente el rostro de Dios, que es Amor, y que se manifiesta en Jesucristo, especialmente en la Eucaristía, que actualiza sacramentalmente el sacrificio de Cristo en la cruz. Precisamente el ejemplo de Cristo en su pasión y en su cruz será gracia, consuelo, estímulo y fortaleza para ponerse con confianza
en las manos de Dios.

En este día pido por todos los enfermos, para que el Señor les conceda la paz del corazón, fruto de la Pascua, la alegría recrecida que es consecuencia de la buena conciencia, la paz
y la alegría redoblada, que es premio de los que se confían a Dios.

En este mes de mayo, dedicado a la Virgen María, acudimos a ella, “salud de los enfermos”, para que sea nuestro modelo en el acompañamiento espiritual a los enfermos.

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