Comentario evangélico. Natividad del Señor.
SIN TI, VIVIRÍAMOS EN TINIEBLAS.
En los primeros versículos de su Evangelio Juan nos presenta al protagonista de su relato, Jesucristo, el Señor. Él es la Palabra. A partir de esta identificación podemos leer este texto pensando que siempre que aparece el término “Palabra”, el evangelista se quiere referir a Jesucristo. Juan no nos relata el nacimiento de Jesús en el portal de Belén, lo hace de esta forma, más poética si se quiere, pero con una belleza teológica indiscutible, igual que los relatos que nos encontramos en los sinópticos.
Juan va desgranando poco a poco las características de esta Palabra: su existencia desde siempre, su naturaleza divina, su papel en la Creación, su misión reveladora… poco a poco, recorriendo con nuestra mente la vida de Jesús nos damos cuenta de que es cierto lo que dice Juan, sólo Jesús nos ha hecho cercano al Dios invisible. Solo Jesús existe desde siempre, solo Él es de naturaleza divina. Juan avanza en su exposición y presenta a Jesús como la “luz de los hombres”. Usando el binomio luz/tinieblas, conocido en la literatura judía de la época, Juan nos presenta a Jesucristo como la Luz. Son dos términos opuestos, donde hay luz no puede haber tinieblas y viceversa. Si quedaba alguna duda sobre el valor de esta Luz conviene que resaltemos el adjetivo que encontramos en el texto, Jesucristo es “la luz verdadera”. No, no estamos ante cualquier luz perecedera o caduca, que nos ilumina y nos embarga por un tiempo pero que luego se apaga sin previo aviso.
Solo Jesucristo es la Luz Verdadera capaz de iluminar a todo hombre, cualquiera que sea su relación de cercanía o lejanía con Dios. Sin duda, ésta es la voluntad de Dios Padre, que en la vida de todos los hombres pueda haber luz y felicidad. Sin embargo, esta invitación de Dios, que realiza a través de su Palabra, no ha sido por todos acogida. Así lo recoge el texto: unos no conocieron a Dios, otros –conociéndolo- no lo quisieron acoger. Éstos últimos escucharon la predicación de Juan el Bautista, él como profeta vino para ser testigo de la luz. Algunos decidieron, libremente, seguir en las tinieblas. Pero hubo otros que sí recibieron esta Palabra, acogieron a Jesús en sus vidas y fueron constituidos hijos de Dios. El culmen de esta descripción es cuando Juan nos dice que esta Palabra no está lejos de nosotros, sino que está cerca, muy cerca, está entre nosotros. Ha decidido poner su tienda entre nosotros. Jesucristo que nació en un portal, en Belén, sigue estando entre nosotros. No ha desmontado su tienda.
Como dice este bello texto joánico, de Dios, solo hemos recibido gracia tras gracia. Hoy celebramos esta fantástica y esperanzadora noticia: es Navidad y nos ha nacido el Salvador. Y ha decidido quedarse con nosotros, para iluminar la vida de todo aquél que lo quiera acoger en su corazón.
Sin Ti, Señor viviríamos en tinieblas, gracias, muchas gracias por ser nuestra Luz.
Rubén Ruiz Silleras.