Comentario evangélico, Domingo 23ª Ordinario.

Siempre hacer el bien

Este sordo era un extranjero

   Jesús se encuentra fuera de Israel, en territorio extranjero. Tiro, Sidón, fueron ciudades fenicias muy
importantes de la provincia de Siria, por tanto al noroeste de Israel. Las diez ciudades de la Decápolis estaban al otro lado del Jordán, al este del país de Israel. Los que habitaban estas regiones eran considerados por losisraelitas como extranjeros y paganos. Simplemente los extranjeros no eran
miembros “del pueblo elegido”. Pero Jesús, afortunadamente, ve más allá de donde alcanza a ver el hombre. Y por eso va también al territorio extranjero para demostrar que la Salvación de Dios es para todos los hombres y que la condición para formar parte del pueblo elegido ya no
es ser de una raza concreta, sino la fe en el Dios de Jesús.

Curación integral

    Vayamos a la curación de nuestro relato. Enseguida que a Jesús le presentan a este hombre él no duda, va a liberarle de sus ataduras físicas. Volverá a oír y recuperará el habla. Seguro que ese encuentro con Jesús también significó una curación espiritual para este hombre. ¿Quién de nosotros no tiene alguna
atadura interior que le atenaza el corazón? En Israel la sordera era no solamente un defecto físico, sino
que también era una imagen que representaba a aquellos judíos que se resistían a abrirse a la palabra
de Dios. Este hombre ahora no solo puede oír y hablar, sino que también puede escuchar la palabra de Dios
y profesarla con sus labios. Su encuentro con Cristo le ha abierto también a la vida de la fe. Toda una
lección para los judíos que se resistían a aceptar a Jesús como el Hijo de Dios.

¿Por qué hay que guardar silencio?

     Es extraño que Jesús pida silencio a su auditorio, es decir, que no dijeran a nadie lo que habían visto.
Lo único que Jesús quiere evitar es un anuncio desmedido, impulsivo, condicionado por lo que acaban
de ver, y que no se ajuste con la verdadera identidad de su persona. Pero los que han presenciado aquella
escena no pueden callar, lo que ha hecho Jesús es realmente hermoso para ocultarlo. Sin embargo, la
interpretación del auditorio de Jesús es muy correcta. No dicen de él que sea un mago, o un milagrero,
sino que lo ponen en continuidad con la palabra de los profetas. Esta confesión de fe se completa con esta
sencilla pero hermosa frase, Jesús "todo lo ha hecho bien”. Pidámosle a Dios que desate todos nuestros lazos. Que abra bien nuestros sentidos y nuestro corazón para que podamos escuchar su Palabra y para que cada día intentemos imitar a Jesús sumándonos a la causa del bien.

Rubén Ruiz Silleras

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