Expertos en comunión. (4-1-2015)

 

EXPERTOS EN COMUNIÓN

      Queridos hermanos en el Señor:      

      Os deseo gracia y paz.            

      Entre las expectativas para el Año de la Vida Consagrada, el Papa Francisco indica que los religiosos y las religiosas, al igual que todas las demás personas consagradas, están llamados a ser “expertos en comunión”.  San Juan Pablo II escribió en la Carta apostólica “Novo Millennio Ineunte”: “Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo” (NMI 43).      

      Releyendo el trascendental número 43 de “Novo Millennio Ineunte” descubrimos una serie de concreciones:      

       1) Antes de programar iniciativas concretas, hace falta promover una espiritualidad de la comunión proponiéndola como principio educativo en todos los lugares donde se forma el hombre y el cristiano.  

       2) Espiritualidad de la comunión significa ante todo una mirada del corazón, sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado.  

       3) Espiritualidad de la comunión significa capacidad de sentir al hermano de fe en la unidad profunda del Cuerpo místico y, por tanto, como “uno que me pertenece”, para saber compartir sus alegrías y sus sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.  

      4) Espiritualidad de la comunión es también capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un “don para mí”.  

      5) Espiritualidad de la comunión es saber “dar espacio” al hermano, llevando mutuamente la carga de los otros y rechazando las tentaciones egoístas que continuamente nos acechan y engendran  competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias.  

       En la Carta apostólica a todos los consagrados, con ocasión del Año de la Vida Consagrada, cuando el Papa Francisco escribe sobre la comunión subraya dos acentos:      

       1º) Uno negativo: “la crítica, el chisme, la envidia, los celos, los antagonismos, son actitudes que no tienen derecho a vivir en nuestras casas”. También leemos en “Evangelii gaudium”: “me duele tanto comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con estos comportamientos?” (EG 100).      

        2º) Otro positivo y propositivo: “el camino de la caridad que se abre ante nosotros es casi infinito, pues se trata de buscar la acogida y la atención recíproca, de practicar la comunión de bienes materiales y espirituales, la corrección fraterna, el respeto para con los más débiles… Es "la mística de vivir juntos" que hace de nuestra vida "una santa peregrinación"”.      

      También en las familias, en el presbiterio diocesano, en las parroquias, en los movimientos, en las hermandades, en las cofradías y en las asociaciones hemos de aprender a ser expertos en comunión.            

       Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obuispo de Jaca y de Huesca

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