iglesia en aragon

cope

MATERIALES PARA ORAR Y MEDITAR

San Lucas es el Evangelista de la  Misericordia. El capítulo 15 de su evangelio, es considerado como el corazón del evangelio. Nos cuenta las tres parábolas, que abren de par en par el corazón de Dios. Son estas:

A) Dijo Jesús: ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve y va en busca de la perdida? Cuando la encuentra se la carga sobre sus hombros lleno de alegría y al llegar a casa, reúne a los vecinos y a los amigos y les dice: Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido. También, en el cielo, habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse.

B) También les dijo Jesús: ¿Qué mujer, si tiene diez monedas y se le pierde una, no enciende una lámpara, barre la casa y la busca con todo cuidado, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a sus vecinas y a sus amigas y les dice: “alegraos conmigo porque he encontrado la moneda que se me había perdido” También el cielo se llenará de alegría por un pecador que se convierte.

C) Y les dijo también: Un padre tenía dos hijos. El pequeño le dice: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde. El padre, guardó silencio y a los pocos días repartió la herencia entre los dos hijos. El pequeño recogió todo lo suyo y se fue de casa. Vivió de mala manera y en poco tiempo gastó todo lo que tenia. Encontró a un señor que tenia cerdos y lo ocupó en cuidarlos. Allí estaba él pensativo y triste. Pasaba un hambre atroz. Pidió que le dejasen comer las algarrobas que dejaban los cerdos y no se lo permitieron. Entonces pensó: ¡cuantos jornaleros en casa de mi padre tienen pan abundante y yo aquí me muero de hambre¡ Vale ya. Me levantaré y volveré a mi casa y a mi padre. Y así lo hizo. El padre que salía todos los días a lo alto de la montaña a ver si volvía, lo vio ya de lejos. Se echó a correr, cuando llegó a él lo abrazó y lo lleno de besos. El hijo quería hablar y el padre no le dejaba de tanto abrazarlo y besarlo. Al llegar a casa, el padre llamó a los criados y les dijo: Traed enseguida el mejor traje y vestidlo, ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies. Coged el mejor ternero, matadlo que vamos a celebrar un banquete, porque este hijo mío había muerto y ha resucitado, se había perdido y lo hemos encontrado. Comenzaron a celebrar la fiesta.  Llegó el hermano mayor, preguntó que pasaba, le explicaron y se enfadó. No quería entrar a la fiesta. El padre salió y le dijo: Hijo: tú estas siempre conmigo y todo lo mío es tuyo. Deberías alegrarte porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y lo hemos encontrado.

Salmo 50

* Misericordia, Dios mío por tu bondad por tu inmensa compasión, borra mi culpa lava del todo mi delito, limpia mi pecado. * Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado, contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. * En la sentencia tendrás razón, en el juicio resultarás inocente, mira en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. * Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas la sabiduría, rocíame con el hisopo, quedaré limpio, lávame y quedaré más blanco que la nieve. * Hazme oír el gozo y la alegría que se alegraran los huesos quebrantados, aparta de mi pecado tu vista borra en mi toda culpa. * Oh Dios, crea en mi un corazón puro, renuevame por dentro con espíritu firme, no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. * Devuélveme la alegría de tu salvación afiánzame con espíritu generoso Enseñaré a los malvados  tus caminos Los pecadores volverán a ti. * Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios salvador mío y cantará mi lengua tu justicia, Señor me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza. * Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto no lo querrías, mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado, tu no lo desprecias. * Señor, por tu bondad favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén, entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolaran novillos.

* Tu misericordia: una hoja en blanco que durante el día escribes por mi. Tu misericordia una hoja en blanco que con letras tuyas llenas otra vez. * Una y otra vez, borras tu memoria de letras que nunca debí de escribir. Una y otra vez escribo mi historia, tratando de no escribirla al revés. * Porque una hoja en blanco es tu misericordia, que al caer la noche vuelves a borrar y con la mañana, fiel, tu te levantas a darme de nuevo una oportunidad. * Hoy un nuevo día, nueva hoja en blanco que con bellas letras de luz llenaré, se que hoy renovaste tu misericordia yo, con tus colores, la dibujaré.

El que reza, aprende a ver a Dios en los demás. El que medita, aprende a verlo dentro de si mismo.

Salmo 136

* Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. * Dad gracias al Dios de los dioses porque es eterna su misericordia. - 7 - * Dad gracias al Señor de los señores porque es eterna su misericordia. * Al único que hace maravillas porque es eterna su misericordia. * Al que hizo los cielos con sabiduría porque es eterna su misericordia. * Al que asentó sobre las aguas la tierra porque es eterna su misericordia. * Al que hizo grandes lumbreras porque es eterna su misericordia. * Al sol para regir el día porque es eterna su misericordia. * La luna y las estrellas para regir la noche porque es eterna su misericordia. * La medida del amor es amar sin medida. * Mucho más grande que tu pecado es el amor y la misericordia de Dios * Lo que tu haces, en realidad tiene poca importancia. Lo realmente importante es lo que Dios hace en ti.

Gracias, Padre, por tu infinita misericordia. Gracias por la oportunidad que nos ofreces de poder vivir intensamente ,todo un año dedicado a profundizar en el significado y la práctica de las obras de misericordia. Haz que sea un año santo de conversión y de donación a los demás. Ayúdanos a ser como tu Hijo Jesús: rostros de tu misericordia

Siete corporales:                                                 Siete espirituales

* Dar de comer al hambriento                              * Enseñar al que no sabe

* Dar de beber al sediento                                   * Aconsejar al que lo necesita

* Vestir al desnudo                                               * Corregir al que se equivoca

* Dar posada al peregrino                                    * Perdonar las ofensas

* Visitar y cuidar al enfermo                                 * Consolar al triste

* Atender a los presos                                          * Vivir con paciencia los  defectos de los demás

* Enterrar a los muertos                                       * Rezar por los vivos y difuntos

Otra vez Lucas. Ahora 10, 30-37

Un maestro de la ley, preguntó a Jesús. Maestro ¿Quién es mi prójimo?. Y Jesús le contestó con esta historia: Un hombre bajaba  de Jerusalén a Gericó. En el camino,  unos ladrones le asaltaron, le robaron, le pegaron y lo dejaron medio muerto, tumbado en el camino. Por ahí paso mucha gente. Lo veían tumbado y herido, pero no le hacían caso. Pasó un sacerdote, lo vió, desvió su camino y pasó de largo.  Pasó un levita, también lo vió, pero también desvió su camino y pasó de largo. Por fin pasó un samaritano, al verlo sintió lástima, se acercó, le vendó las heridas, después de curárselas con aceite y vino, lo subió a su caballo y lo llevo a una posada. Se quedó allí cuidándolo. Al día siguiente continuó su viaje pero dio dos denarios al posadero y le dijo: cuida de él, cuando vuelva, si has gastado más  de lo que te doy, yo te lo pagaré. ¿Quién fu el prójimo del hombre herido y tumbado en el camino? Contestó el maestro de la ley: El que practicó la misericordia con él. * Vete y haz tu lo mismo, le dijo Jesús.

Un joven se quejaba a Dios de que se encontraba muy solo y abandonado. Dios le dijo: eso no es cierto, siempre estoy a tu lado, nunca te he dejado solo, camino siempre a tu lado. No te veo nunca, replicó el joven, no te siento a mi lado. ¿Cómo se yo que vas caminando a mi lado? Mira hacia atrás y verás cuatro huellas, dos son tuyas y las otras dos son mías. Así sabrás que voy contigo. ¡Vale¡ Replico el joven. Durante mucho tiempo se sintió acompañado viendo las huellas de cuatro pies   en el camino que había recorrido. El joven sufrió una muy mala temporada, las cosas le fueron muy mal. Entonces miró hacia atrás y solo vio las huellas de dos pies. Se quejó amargamente a Dios:  ¿no decías que ibas siempre comigo? Cuando peor lo he pasado, te has ido y me has dejado solo. ¿Por qué dices eso? Le preguntó Dios. Solo había detrás de mí las huellas de dos pies. Mis pies.  Eso no es cierto, le dijo Dios,  esas huellas era las huellas de mis pies, no de tus pies. Más no te podía querer, tú ibas en mis brazos.

Señor, Jesús, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo y nos has dicho que quien te ve, le ve también a él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada, llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero,   a la adultera y a la Magdalena, de buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro,  después de la traición y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡ si conocieras el don de Dios¡ Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que en el mundo. la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error. Haz que quien se acerque a uno de ellos, se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia, pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Noticia a los pobres, proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti, que vives y reinas, con el Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.

Arciprestazgo de Sabiñánigo

We use cookies
Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento. Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas este portal web que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.