Junio 2018. Bajón de la Catedral de Jaca

06. Junio. Bajón

 

JUNIO. BAJÓN

Moderno. Siglo XVII.

Talla en madera con apliques metálicos.

Procede de la catedral de Jaca.

Este mes cambiaremos de estación el día veintiuno, fecha en la que también se celebra el Día Europeo de la Música. Desde el MDJ queremos sumarnos a dicha festividad y por eso dedicamos nuestra pieza del mes al bajón, un instrumento musical creado en el Renacimiento del que en Jaca conservamos un ejemplar.

El bajón fue un instrumento de la familia viento-madera muy popular en toda Europa durante el siglo XVI. Se desarrolló en el Renacimiento, a raíz de la implantación de la música polifónica en las capillas musicales. Estaba especialmente relacionado con la música vocal, ya que se utilizaba para reforzar e incluso sustituir el bajo en los coros, es decir, la voz melódica más grave que acompaña a la melodía principal.

Este instrumento musical se compone de un tubo cónico de madera, que en su parte superior cuenta con una pieza metálica en forma de “S”, llamada tudel. Dicha pieza remata en su extremo en una lengüeta doble, por la que el intérprete insuflaba el aire y hacía sonar el bajón. En el caso del conservado en Jaca, tanto el tudel como la lengüeta se han perdido. En su parte inferior dispone de una llave metálica bifurcada, en forma de cola de pez, que servía para poder tapar los agujeros que los dedos no alcanzaban.

Aunque su diseño supuso toda una revolución tecnológica, pues era muy fácil de transportar y de tocar, rápidamente fue sustituido por el fagot. A partir del siglo XVII el bajón dejó de utilizarse en Europa, pero en nuestro país tuvo una vida más longeva; se tiene constancia de uso en España hasta principios del siglo XX, especialmente en el ámbito religioso. El ejemplar proveniente de la seo jaquesa, datado del siglo XVII, nos permite imaginar que nuestra catedral también disfrutó durante mucho tiempo del sonido del bajón.

¿Sabías qué…?

Durante la Edad Moderna algunas monjas se especializaron en la interpretación del bajón, recibiendo el nombre de “monjas bajonistas”. Al carecer de voces graves en los conventos femeninos, este instrumento les ayudaba a conseguir los tonos más bajos en sus coros.