Una “locura” ejemplar
Conceptos contrarios
El bien no puede ser mal al mismo tiempo. La noche no puede ser día. Dios no puede ser amor y odio. Jesús no puede ser hijo de Dios y Dios mismo y tener dentro a Belzebú. Dios es amor. El inicio del evangelio de este domingo es desconcertante: a Jesús, su familia no le entiende y algunos escribas dicen que obra con el poder del jefe de los demonios. Empecemos a clarificar: los escribas se equivocaban. Sí, porque Jesús está siempre del lado del bien, siempre. Y así deberíamos estar siempre sus discípulos.
Jesús, “¿fuera de sí?”
De acuerdo, lo suscribimos. Pero con esta explicación: sí, Jesús “está fuera de sí” por llevar a cabo el proyecto de su Padre Dios. Jesús está “fuera de sí” porque no piensa en él mismo sino que piensa siempre en los demás: en curarles, en servirles, en ayudarles, en escucharles… hasta el agotamiento. Y sí, Jesús está “fuera de sí” porque es capaz de entregar lo más preciado que tiene por nosotros: su propia vida. Imaginaros que alguien de nosotros dijera que se va a marchar a Irak a ayudar a los cristianos perseguidos de aquellas tierras. No faltarían personas, incluso de la propia familia, que dijeran: “estás loco, cómo te vas a ir allí”. Sí, algunos llamaran “locura” a entregar la vida por los demás. Para nosotros Jesús es ejemplar. No, Jesús no está loco, sino que ama apasionadamente al hombre y no puede actuar con “parámetros normales”. Él es Dios, pero es también hombre y con su ejemplo nos ha demostrado hasta dónde puede llegar la nobleza del corazón humano.
Ser de la familia de Jesús
La familia de Jesús vuelve a aparecer al final del evangelio, han venido a buscarle. Jesús quiere ampliar el círculo de su familia, ya no la liga a una cuestión de sangre, sino al cumplimiento de la Palabra de Dios. Entramos a ser familia de Jesús al observar y cumplir la voluntad de Dios. De nuevo, el referente es Jesús: su vida, sus obras. Pero también el final del evangelio nos ofrece otro modelo de referencia: María, su madre. Pues ella ha cumplido en su vida de una forma ejemplar la voluntad de Dios.
En su diálogo con los escribas Jesús realiza una invitación: ¡Creedme! Vamos a acoger esta invitación del Señor. Vamos a fiarnos de él, de su palabra, así no ofenderemos al Espíritu Santo. Vamos a darle un voto de confianza al Señor. Vamos a buscarle, como hizo su familia, vamos a ir a su encuentro. Y vamos a intentar seguir en nuestras vidas su ejemplo. Estaremos así en la senda del bien, participando de esta “locurade amor”.
Rubén Ruiz Silleras

