Comentario evangélico. sagrada Familia y Bautismo del Señor, ciclo B.

Sus padres y el Padre

Explicamos el título

      Este comentario que hoy presentamos comprende los evangelios de hoy, fiesta de la Sagrada Familia, y del domingo próximo, fiesta del Bautismo del Señor. Meditándolos en su conjunto nos daremos cuenta que ambos hablan de la familia de Jesús. En el de hoy, son su padres, María y José los verdaderos protagonistas, aunque aparezcan otros personajes que enriquecen el relato, Simeón y Ana. En el caso del domingo próximo, aunque nos relata el bautismo del Señor, la voz del Padre (Dios mismo) es determinante en esta escena que marca el inicio del ministerio público de Jesús.

El hogar de Nazaret

     Al orar con el evangelio de la Sagrada Familia me brotan estas consideraciones en torno a José y María: fueron unos hombres piadosos porque quisieron cumplir la Ley que prescribía presentar al primogénito al Señor y realizar la ofrenda correspondiente. Cumplir la ley judía era un acto religioso, una manera de decirle al Señor: ¡gracias por este Hijo, Señor! Un matrimonio, por tanto, agradecido a Dios porque les había bendecido con este Hijo tan especial. Hijo que se convertiría en Luz para alumbrar a las naciones. José y María se admiraban de lo que decían sobre Jesús. A buen seguro con muchas dudas, pero se fiaron de Dios y volvieron a casa y allí educarían y forjarían el carácter de Jesús. María y José, en el hogar de Nazaret, fueron la mejor escuela para Jesús. Y Dios que había caminado con su pueblo en el periplo por el desierto, ahora también caminaba en medio del hogar de Nazaret. Dios robustecía a Jesús, Dios estaba en medio de ellos. Claro, es Dios con nosotros.

El bautismo en el Jordán

     Los textos que nos hablan de Juan el Bautista nos destacan su humildad. Hoy la volvemos a encontrar. Viene detrás de mí, es más fuerte que yo, no soy digno de estar ante Él, bautiza con un bautismo definitivo. El ejemplo de Juan nos ha de servir a todos los cristianos para no desviar nunca nuestra mirada de Cristo. Los demás, lo demás, es siempre secundario, y solo válido, si es un camino para llegar hasta Jesús. Admira que Jesús el Señor quisiera ser bautizado por Juan en el Jordán. El bautismo que Juan administraba era un bautismo para el perdón de los pecados. ¿Qué pecado tenía Jesús? Ninguno. ¿Quizás quería el Señor darnos, también Él, ejemplo de humildad, quizás también Él nos quería decir que se abajaba hasta nuestra debilidad para rescatarla y rescatarnos? Es posible. En cualquier caso las palabras de Dios no dejan ningún lugar para la duda. Jesús es el Hijo amado de Dios, no tiene otro. Dios nos quiere tanto que nos ha dado lo más precioso que tenía. ¿Cómo no dar gracias a Dios por la entrega de su Hijo? Gracias a Jesús, el Señor, la vida de innumerables personas tiene hoy sentido. Por esto también hoy nosotros decimos: ¡Gracias!

Rubén Ruiz Silleras

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