Abiertos por fin de temporada (29-7-2018)

      ABIERTOS POR FIN DE TEMPORADA            

      Queridos hermanos en el Señor:

      Os deseo gracia y paz.

       El 3 de septiembre de 2017 “Iglesia en Aragón” comenzaba el nuevo curso pastoral. Ahora llega el momento de hacer una pausa durante el mes de agosto. Pero no cerramos por fin de temporada, sino que estamos abiertos, en actitud de búsqueda, como época de reflexión, como oportunidad para el crecimiento.        

     1) Abiertos a la esperanza, esa gran virtud que sabe reconocer los terrenos áridos, pedregosos y sofocados por los abrojos, donde puede caer la semilla que esparce el sembrador, pero no olvida que Jesucristo comenzó su vida pública con un mensaje de esperanza y la culminó con la entrega de su amor y el sacrificio de sí mismo. Benedicto XVI escribió: “el Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida. La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva” (Spe salvi, 2).  

      2) Abiertos a la contemplación de Dios y de la creación. Esto significa tener la mirada orientada hacia el Señor y la sensibilidad abierta para captar la belleza de la creación con los cinco sentidos: con la vista que nos presenta incomparables y maravillosos escenarios naturales; con el gusto, para saborear los alimentos condimentados con el amor del hogar, en cálida y armoniosa convivencia familiar; con el tacto, para saber tocar las heridas de quienes sufren y curarlas con respeto y atención; con el oído, para escuchar las notas musicales y los sonidos del silencio; con el olfato, para percibir los aromas, las fragancias, y reconocer a qué huelen la naturaleza y el trabajo bien hecho.      

      3) Abiertos a la corresponsabilidad, sabiendo que cada uno de nosotros tiene una misión que realizar, una tarea propia que llevar a cabo. Participamos de unas iniciativas pastorales comunes. Hemos de afrontar unos retos urgentes en la tarea de la evangelización, de las celebraciones litúrgicas y del servicio caritativo y social. La Unidades Pastorales son un instrumento de comunión para la misión. No se puede descuidar ni minusvalorar un proyecto conjunto de las diócesis aragonesas.      

       4) Abiertos a la gratitud. En primer lugar, damos gracias a Dios que nos ha acompañado y bendecido a lo largo de estos meses. De Él lo hemos recibido todo, por Él nos levantamos cada mañana con ánimo renovado, con Él es posible seguir caminando y a Él le manifestamos nuestro reconocimiento.      

        También agradecemos el trabajo intenso y el servicio generoso de quienes ponen a disposición de todos sus cualidades personales, su tiempo y sus energías, para sacar adelante, cada semana, el correspondiente número de “Iglesia en Aragón”. Todas y cada una de sus páginas se han escrito con ilusión creciente, con espíritu de colaboración, con trabajo paciente, con deseo de compartir lo que hacemos y lo que somos, desde nuestra identidad eclesial y teniendo como horizonte la misión informativa y evangelizadora.      

        Encomendamos estas semanas en las que se interrumpe la comunicación escrita en papel a la Virgen María, y le pedimos que interceda por todos nosotros para que el Señor levante a quienes se encuentran postrados y sin aliento, infunda calor de vida en quienes han perdido la ilusión, y acompañe a cuantos sufren soledad, enfermedad y tristeza.      

       ¡Hasta septiembre, si Dios quiere!      

       ¡Feliz y merecido descanso!             

        Recibid mi cordial saludo y mi bendición.

+Julián Ruiz Martorell, obispo de Jaca y de Huesca

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